lunes, 17 de diciembre de 2012

Renacer


Algo frio recorre mi espalda. El sudor baja por mi frente continuamente. Veo a lo lejos una sombra, pasa rápidamente, pero mi vista se que no me engaña. Mi mano derecha sujeta el talismán, y la izquierda la daga. Me preparo para el golpe, cuando Blave aparece de la arboleda. No me sorprendo, lo estaba esperando. Me dice algo, pero el viento juega en su contra y la voz se pierde en el aire. Me imagino lo que habrá dicho. “Mi gran final” me digo a mi misma. Entonces se que es hora, y levanto la daga en el aire, y tiembla mi mano, y me salpico de sangre y despierto rápidamente.
Estoy sudada, temblando y con mucho frio. Tapo mi cabeza con las sabanas, incluso con la manta, pero aun sigo castañeando. No solo es frio, estoy aterrorizada. Mi cuerpo comienza a calentarse, me pierdo en mi imaginación y respiro el aire fresco. Me encuentro soñando, otra vez. Esta vez estoy en un prado, y no en aquel bosque oscuro. Sobre el césped reposan millones de flores, pero solo reconozco algunas. Hay tanto Lilas, como Tulipanes y hasta incluso Calas. Entonces, camino sin dirección alguna. Voy derecho, con confianza, como si conociese ese lugar. Porque si lo conozco. Mi madre y yo acostumbrábamos ir hasta el lago y nos perdíamos entre las flores y la fragancia dulce que emanaba de ellas. Entonces también recuerdo que cerca de allí había un árbol, donde solia recostar mi cabeza sobre su regazo mientras ella me leia o a veces al revez.
Voy directamente hacia ese lugar, casi corriendo. No, estoy corriendo. Y en ese momento, todo comienza a arder en llamas. Las flores, el árbol, los animales, incluso el lago parece hacer olas de fuego inmensas. Y parecen atraparme porque cuando voy escapar, siento que el calor cubre todo mi cuerpo y el humo quema mis pulmones. Y despierto otra vez, pero me decido a no volver a dormirme. No mas pesadillas por hoy.
Me levanto de la cama. No visto mas que mi ropa interior. Saco del armario unos jeans y camisa. Me pongo las zapatillas que están bajo la cama y peino un poco mi cabello, que no llega a mas que mis hombros. Estoy lista.
Voy a la cocina, preparo un jugo con la ultima naranja en la cesta. Hago tostadas, les unto mantequilla y dejo un par en la mesada para Mar.
Termino de comer y voy a la sala. Enciendo la televisión, no hay mas que malas vibras. Muertes, incendios, “accidentes”, lo de siempre. Y también lo mismo, “causado por delincuentes”,”…animales”, ”…dementes”. Todo eso siempre me suena extraño. No es coincidencia que aquellos asesinatos siempre sean provocados por quemaduras en el cuerpo o asfixia.
Camino directo a la habitación de Mar, aun duerme. Su cabello oscuro y lacio, sus ojos claros, su sonrisa inocente. Mi hermana es la mas hermosa y sincera que haya podido ver. Somos bastante parecidas físicamente, solo soy un poco mas alta que ella. Y debería, porque tengo dos años mas que ella, diesciocho. Sin embargo nuestras actitudes son opuestas en todo sentido. Ella es mas cuidadosa y tranquila, delicada y compañera. Yo, muy libre y extrovertida y aunque no me guste decirlo, demasiado temperamental. Pero creo que es la unica forma en que supe como protegerme, saber que puedo cuidarme sola. 




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